martes, 5 de marzo de 2013

CUENTO BREVE

Era una tarde fría de agosto cuando decidí ir a jugar al parque con mis amigos como una tarde cualquiera… yo no sabía lo que iba a pasar esa tarde.
Llego y allí estaban todos mis amigos como cada tarde jugando a la pelota, peonza, tazos… esa tarde ninguno de nuestros padres bajó con nosotros, quizás debido al frio.
Éramos más que nunca, solo faltaba David… estábamos Alex, Daniel, Jesús, Rubén, Gonzalo, Felipe, Javi, Manuel, Jacobo y Miguel. Ese día después de mucho tiempo volvíamos a ser diez, para poder jugar cinco contra cinco, el partido estaba súper turbador 1-0 con gol de David a falta de cinco minutos para tenernos que ir a casa cuando de repente tiro a portería para empatar y el balón golpea en el larguero y se va fuera del parque… siguiendo la ley de “el que la tira va a por ella” tuve que ir a buscarla…
En el otro lado del parque estaban unos niños más mayores que nosotros que habían cogido nuestro balón (yo pensaba que para devolvérnoslo). Mis amigos no paraban de gritarme para que volviese rápido que se tenían que ir ya…
Mi sorpresa fue que los niños no habían cogido el balón para devolvérmelo sino para jugar ellos… yo les dije que me tenía que ir ya y que me lo devolviesen por favor, me dijeron que se lo dejase y que al día siguiente me lo devolverían…
Cuando baje el día siguiente los niños no estaban… ¿me lo habían hurtado?